El Pan de Cada Día

Corpus Christi

Ciclo C


CORPUS CHRISTI

Gn 14,18-20
Sal 109,1-4
1 Co 11,23-26
Lc 9,11-17


"Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria
mía"



1º DIA

El milagro de los panes y los peces es un milagro con mucha "miga",
no en vano es el único narrado por los cuatro evangelistas. Es un
milagro que simboliza mucho más de lo que dice, llevándonos a
realidades más altas y trascendentes.
Dadles vosotros de comer, ¿es solamente un imperativo a los apóstoles,
o quizás también para todos los cristianos de todos los tiempos?; ¿se
refiere sólo a aquellos cinco mil hombres o a los millones de
hambrientos que pasan por este mundo generación tras generación?
Nosotros nos preguntamos: ¿es que yo voy a calmar el hambre de tanta
gente? Evidentemente, no. Esto sería un milagro, y este milagro sólo
lo puede hacer Dios, el que de la nada hizo el cielo y la tierra.; pero,
queriendo responsabilizar al hombre en la creación, ha querido que
nuestra aportación sea necesaria. Necesita que nosotros pongamos lo que
tengamos, y Él lo bendice y lo multiplica. Aunque sólo sean cinco
panes y dos peces, lo que importa no es la cantidad, sino el
desprendimiento y la generosidad.
Haznos, Señor, fermento de solidaridad, generosidad y caridad para que
podamos desprendernos, incluso de lo necesario, cuando hay otros que no
tienen ni lo más básico para poder tener una vida digna.
"Das de lo que te sobra. Eso que das ¿de quién es sino de él? Si
dieras de lo tuyo sería generosidad, pero porque das de lo suyo es
devolución" (S. Agustín).

2º DIA

Todos los grandes acontecimientos los celebramos con un banquete. Jesús
también era amigo de comidas de encuentro y de salvación, como la de
Zaqueo cuando dijo: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa" (Lc
19,9). O la de la fiesta del padre del hijo pródigo, para celebrar la
vuelta a la vida del hijo que estaba perdido .
La Eucaristía también fue instaurada en el contexto de una cena.
Celebrar la fiesta del Corpus, es hacerla con el Banquete Pascual, en la
que Cristo hace de Sacerdote ofreciéndose a sí mismo como sacrificio
al Padre para darnos su Vida Eterna .
Es vida divina en nosotros, que lenta y progresivamente nos va
transformando en él, como sustancia superior que nos asimila y nos va
haciendo vida de su vida: "No le comulgamos nosotros a él, es él
quien nos comulga a nosotros..., nos incorpora a su vida" (S.
Agustín).
Que no rechace tu invitación eucarística, Señor. Que tú seas mi
alimento, y que unido a ti, como el sarmiento a la vid, pueda dar frutos
de vida eterna. Que tú puedas estrujar las uvas del sarmiento de mi
vida en el lagar de tu altar para que me puedas ofrecer como vino para
la fiesta que quieres celebrar con todos mis hermanos.

3º DIA

¡Cuántas veces, Señor, te hemos oído decir: "Dadles vosotros de
comer"! y qué pocas veces hemos relacionado esta frase como la
respuesta a la pregunta tan oída: "¿Dónde está Dios que consiente
que ocurran estos desastres, que haya tanta hambre en el mundo, …?".
Tú y yo estamos llamados a continuar la misión de Cristo, llamados a
luchar contra toda clase de opresiones y contra toda clase de
estructuras y barreras que dividen a los hombres. Tú y yo somos los
brazos abiertos de Cristo para atraer a todos los marginados y
excluidos.
Hoy puedes empezar por abrir la puerta de tu corazón a alguien que se
sienta excluido, y habrá una barrera menos en el mundo.
Cristo sólo tiene nuestras manos para hacer su trabajo hoy; sólo tiene
nuestros pies para hacer que los hombres vayan por su camino; sólo
dispone de nuestra lengua para contar a los hombres cómo murió, y no
tiene más ayuda que la nuestra para llevarlos a su corazón. Somos la
única Biblia que leerá un mundo despreocupado".(A. Johnson Flint).
Señor, hazme estar muy unido a ti para que aprenda a mirar al
"otro" como tú lo miras, a abrir mi corazón como tú se lo abres,
y haz de mí palabra encarnada para que no me quede en bonitos
discursos. Hazme consciente de que los demás te conocerán a través de
mi persona. Que no me falte tu pan y tu palabra para poder reflejar tu
genuino rostro.

4º DIA

Multiplicar los panes fue un milagro que nos conduce a algo más
grandioso: al misterio eucarístico. El hacerse él mismo Pan para
convertirse en el alimento diario que necesitamos y poder reflejar en el
mundo su verdadero rostro.
La Eucaristía nos enseña y nos compromete al cambio y a la
conversión. No se puede ir a comulgar y salir sin ser "tocado",
porque nadie puede ver a Dios y quedar con vida (Ex 33,20). Si has dado
muerte a un odio, a un egoísmo, has derribado una barrera con el
hermano, has dado muerte a tu comodidad, la comunión ha sido una
auténtica Pascua.
Tú bien sabes, Señor, de nuestras dificultades para asumir a nuestros
hermanos. Necesitamos tu Pan vivo como alimento vital porque hay muchos
momentos en los que el cansancio nos invade y la debilidad hace flaquear
nuestras piernas. Y de un modo especial cuando el sufrimiento se puede
constituir en un obstáculo ante las exigencias de la vida cristiana.
Necesitamos tu fuerza vital para que haga morir en nosotros el
"hombre viejo" y resucite al "hombre nuevo". "En el Sacramento
de la Eucaristía el Salvador, encarnado en el seno de María, continúa
ofreciéndose a la humanidad como fuente de vida" (Juan Pablo II,
Tert. Mill. Adv. 55).
Es ahí donde la fuerza vital de la Eucaristía se nos hace viático
para el camino. La Eucaristía es la fuerza de los débiles, el consuelo
de los afligidos, el bálsamo que sana las heridas. ¿Quién no lo
necesita?

5º DIA

Si Melquisedec, como figura de Cristo, hace ofrendas de pan y vino, que
son fruto de la tierra y del sudor del hombre. Jesús se ofrece a sí
mismo como pan y vino, fruto del Amor de Dios. Si Melquisedec recibe el
diezmo de Abrahán, Cristo no quiere nada para sí, sino para los
pobres.
"Si amamos las riquezas trasladémoslas al cielo para que nuestro
corazón vaya tras ellas. Dárselas a Cristo en la tierra para que él
nos lo guarde en el cielo" (San Agustín). ¿Qué otro banco hay más
seguro? (Mt 6,20).
Para la Eucaristía no es suficiente presentar el pan, es necesario
partirlo. Si el pan significa el cuerpo de Cristo, partirlo significa la
entrega, el amor oblativo, su vida sacrificada por todos nosotros.
Entiendo, Señor, que tu ofrenda es más que un sacrificio, es una
prueba de tu amor. Entiendo que te aplicas a ti mismo lo que nos dices a
nosotros, y que no quieres sacrificios ni holocaustos, sino amor y
conocimiento de Dios (Os 6,6).
¡Qué bueno es Dios!,
vida es para los pobres y alimento
y viático y santo sacramento
del gran amor de Dios enamorado.

6º DIA

La Eucaristía es experiencia pascual que compromete al que comulga. No
podemos salir igual que entramos. El comulgar con Cristo nos introduce
en su muerte para resucitar a una vida nueva que nos lleve a comulgar
con los hermanos.
Empiezas tú, Señor, la celebración de la Cena Pascual con gran ansia
y deseos ; pero ésta no termina, sino que tiene continuación en
nosotros. En ella tú nos conviertes en sagrarios ambulantes de tu
presencia viva.
Como el amor de Dios no es paternalista, sino que nos hace responsables,
por la Eucaristía nos vemos impulsados a comprometernos con Cristo en
su misma misión (Misa = misión). Misión evangelizadora desde nuestra
vida cotidiana y desde nuestros ambientes.
Si la Iglesia no se concibe sin la presencia de Cristo, Cristo no se
concibe sin la presencia de cada uno de nosotros, sus miembros. Por eso
en la Eucaristía recibimos ese bombeo de vida de Cristo que nos lleva a
ser su presencia viva en el mundo. El mundo tiene derecho a ver en los
cristianos que somos eucaristías para todos los hombres.
Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, de tanto honor por tu
parte y menos para ser Evangelio viviente que busca y sale al encuentro
de invitados para el Banquete del Reino ; pero te ofrezco mi cuerpo y
mi pobre humanidad para citar a mis hermanos a que puedan disfrutar y
vivir las delicias y bienaventuranzas de ese Banquete. Así podrán
exclamar: "¡Que dicha el haber sido invitado!". ¡Qué delicia y
gozo escuchar de tu boca: "Siéntate a mi derecha, y haré de tus
enemigos estrado de tus pies... Tú eres sacerdote eterno..."

7º DIA

"Dadles vosotros de comer", para Jesús, era un mandato no menos
vinculante que el de "id y predicad". Son las dos caras de la misma
moneda. Jesús integra el pan y la palabra. No se puede dar una
olvidándose de la otra. Un padre se preocupa tanto del cuerpo como del
alma de sus hijos. Igualmente Jesús: no separa las necesidades
materiales de las espirituales de la gente. El hambre físico de mi
hermano se convierte en un hecho moral para mí, como dijo un autor:
"Si yo tengo hambre, es un hecho físico. Si tiene hambre mi prójimo,
es un hecho moral".
La multiplicación de los panes y los peces se dio después de la
predicación sobre el Reino de Dios. Jesús atendió la necesidad
material y la necesidad de Dios, de Amor, de sentido en la vida que
tenían aquellas gentes, porque "no sólo de pan vive el hombre, sino
de toda Palabra que sale de la boca de Dios". Como decía Teresa de
Calcuta: "Me preocupa más el hambre espiritual de Occidente, que el
hambre material de Oriente". Si se sacia el primero, desaparecerá el
segundo. Ahora entiendo tu aparente "desplante" cuando te buscaban
para curar enfermos, porque entendiste en la oración que tú misión de
dar la Palabra, porque a eso habías sido enviado .