El Pan de Cada Día

La Natividad del Señor (Medianoche)

Ciclo C



LA NATIVIDAD DEL SEÑOR (Medianoche)

Is 9,2-7.
Sal 95,1-3.11-13.
Ti 2,11-14.
Lc 2,1-14.


"Paz a todos los hombres que el Señor ama"




1º DIA

La alegría inunda el cielo y la tierra, porque la luz rompe la
oscuridad de la mazmorra donde habitamos: "Nos ha nacido el
Salvador". El mundo, que vive en las tinieblas del "sin sentido",
en el oscurecimiento del pensamiento, y en la noche de los valores,
ahora ya tiene la Luz. Esa luz alumbra el proyecto de salvación del
hombre.
Dios ha venido a su casa, y se han unido el cielo y la tierra. Navidad
es Dios que se abaja hasta lo más ínfimo para elevar al hombre a lo
más alto. El Hijo de Dios se hizo hombre para que el hombre se haga
hijo de Dios.
El hombre miraba hacia arriba, al infinito, para buscar a Dios; ahora ya
no es necesario porque podrá encontrarlo mirando hacia abajo, en el
prójimo, en el próximo.
Mi alegría es grande, Niño Dios, porque, con tu venida, alejas de mi
vida la noche y te veo buscando morada. Entra en mi corazón para que,
desde él, tú puedas iluminar a tantos hermanos que no te han
encontrado.
Empieza el día, no cuando se apagan las estrellas, ni cuando puedes
distinguir las hojas de los árboles o el hilo blanco del hilo negro,
sino cuando descubres en el rostro del otro el rostro del hermano. Y
será mediodía cuando en el rostro del hermano llegues a ver el rostro
de Cristo. Cuando esto suceda será Navidad. Tu vida será una Navidad.
Sé tú, Señor, el sol que alumbre mi vida, y que tu palabra sea luz
para mis pasos y que eche raíces en mi corazón, haciéndose carne en
mí.

2º DIA

Un niño al nacer inicia su propia historia. Así hoy este Niño nos
invita e incita a dejar todo el pasado de esclavitud y lanzarnos hacia
adelante con una vida nueva, quizás sin estrenar, liberándonos y
liberando a los demás por medio de su Espíritu. El es el Salvador y
nosotros sus instrumentos de salvación. Si no lo ves claro, déjate
iluminar por su palabra que es luz. Es la luz del Salvador que hoy nos
ha nacido. Deja tu historia del "no sé", "no puedo", del
"qué dirán"; deja la comodidad de tu poltrona, como Dios dejó el
cielo lanzándose a la aventura de ponerse en las manos de los hombres,
ten fe y déjate poner en las manos de Dios que son más seguras.
¿Cómo anda nuestra fe? ¿No andará en "pañales" como un bebé?
Este Niño es una maravilla de Consejero, escúchale.
¿Cómo anda nuestra esperanza? ¿Balbuceamos palabras, que nadie
entiende, como los balbuceos de un niño? Este Niño es un Príncipe de
la paz, no temas.
¿Cómo anda nuestro amor? ¿Egoísta como un niño que sólo quiere
recibir mimos? Este Niño es sacramento del amor perpetuo del Padre,
ábrete a su amor y déjate mimar.
La Navidad es un reto a conquistar, es don y tarea. Dios que sale a tu
encuentro y tú que te abres a él. Dios que llama y tú que escuchas.
Dios que se abaja y tú que te dejas levantar. ¡Qué poco se nos pide:
sólo acoger al Niño-Dios! ¡Qué fácil es acoger a un niño!

3º DIA

"Paz a todos los hombres que el Señor ama". Y el Señor ama a
todos los hombres deseándoles la paz. Pero la paz de Dios difiere mucho
de la paz augusta de aquellos tiempos, en que Augusto se presentaba a
sí mismo como el Salvador. También es diferente al Salvador que
Isaías nos presenta como Dios guerrero o político.
La diferencia entre la paz de los hombres y la paz de Dios es la que
existe entre una herida cerrada en falso y una herida curada de raíz .
El hombre dice paz cuando no hay sangre ni violencia externa, mientras
que la paz de Dios es mucho más profunda: es la dicha y la felicidad
que el hombre siente en su interior, cuando está en armonía y
comunión con Dios y con los hombres.
Gracias, Señor, por la paz que me das sabiéndome amado por ti. No
porque sea bueno, ya que diste tu vida no sólo por los justos, sino
también por los pecadores (Mc 2,17), como los "pastores", que no
gozaban precisamente de buena fama.
Si Dios viene sólo a los buenos ¿dónde nos quedamos nosotros?
La paz del mundo empieza en el corazón del hombre, que es por donde
Dios quiere empezar. Si quieres paz tendrás que luchar por ella. El
campo de batalla está en el propio "yo", y cuando se gana esa
primera y fundamental batalla, es cuando hay que seguir conquistándola
en el hogar, en la sociedad y en el mundo. Pero no proclames la paz si
la guerra va por dentro, como dice la canción.

4º DIA

Hoy los ángeles del cielo invitan a todos a acercarnos, vivir y
convivir con los personajes de la cueva de Belén. No a quedarnos
contemplando el misterio de la presencia de Dios en un niño desde
fuera, como José, María y los pastores. Los pastores, quizás por
primera vez se sentían amados porque Dios se había acordado y contaba
con ellos, como sus primeros invitados. Su alegría fue grande,
transformándose el temor en alegría porque reconocieron al Niño. Así
y no pudieron por menos de alabar y comunicar esa experiencia de
felicidad que llenaba sus corazones. José y María también se
alegraron porque veían en todo ello la mano de Dios, que derribaba a
los poderosos y levantaba a los humildes.
La tradición también nos pinta la cueva con un buey y un asno, que
seguían rumiando la paja que el amo les había echado. Quizás un poco
inquietos, porque parte de la paja servía para colchón de aquel
pequeño intruso. ¿Qué otra cosa podían reconocer?
Haz, Señor, que no nos tengas que decir: "El buey reconoce a su
dueño y el asno el pesebre de su amo, pero Israel no me conoce, mi
pueblo no tiene entendimiento"• (Is 1,3)
Regálanos la sencillez de los pastores que estaban abiertos al misterio
de tu amor y te pudieron reconocer. No seamos pasotas en estas
Navidades. Danos el don de reconocerte para proclamarte, como ellos, a
todos nuestros hermanos.

5º DIA

Dios se encarnó en lo más bajo del hombre, hasta en la ignorancia.
Nada más nacer fue envuelto en pañales (costumbre no muy sana ni
humana obedeciendo a la creencia de que así se robustecía más el
bebé) El que era la Sabiduría pasó por la ignorancia.
Nació en un pesebre como cuna. Dios entra en la vida en un pesebre.
Jesús se encarna en ese espacio de los hombres que viven como animales
marginados, explotados, desposeídos de toda dignidad humana. Pero su
paso por el pesebre eleva al hombre su dignidad humana: la de llevarnos
a la comunión con Dios. "La razón más alta de la dignidad humana
consiste en la vocación del hombre a la unión con Dios" (GS 19).
Pero ¿No es más digno celebrar la Navidad en un pesebre, allí donde
se encuentran los que viven apartados, que los que celebran la Navidad
con toda clase de excesos, despilfarros y que atacan a la verdadera
dignidad de tantos marginados?
Feliz Navidad, si somos capaces de reconocer el rostro de Dios en los
marginados, como aquellos pastores que pasaban la noche al raso. Feliz
Navidad, si sabemos reconocer entre tantas luces artificiales a la luz
verdadera. Feliz Navidad, si sabemos reconocer entre tantas palabras
engañosas, a la Palabra verdadera. Feliz Navidad, si se nos ha quedado
grabado el mandato del amor. Haz feliz a los demás y tú serás feliz.

6º DIA

María y José, los "sin papeles" que están fuera de la ley, van de
puerta en puerta como los indocumentados. De Nazaret tuvieron que ir a
Belén para arreglar los papeles. En Belén no podían hospedarse
porque no tenían papeles. Herodes quiso poner orden y proyectó una
gran redada de indocumentados. Tuvieron que emigrar a Egipto.
Sólo a los pastores y la gente sencilla, que no sabían nada de estos
papeles, les dejaron entrar en su cueva. Les llevaron leche y queso, y
les proporcionaron pañales. Jesús nació y vivió sin papeles. Por eso
en el Reino de los Cielos no se necesitan papeles, sólo se necesita
amarse los unos a los otros con o sin papeles.
¡Qué poco te gusta, Señor, cuando dialogamos contigo con el papel
donde tenemos escrita nuestra lista de peticiones, o cuando vamos con
nuestros planes para que tú nos los avales! Sólo quieres nuestra
disponibilidad, es decir, ir con el papel en blanco para que tú
escribas tus planes. Conocer tu voluntad.
Con la confianza que nos da el saber que tú quieres lo mejor para
nosotros, aunque nos cueste asumirla, te decimos como decía C. de
Foucault: Padre yo me pongo en tus manos, haz de mí lo que quieras, sea
lo que sea yo te doy gracias Padre.
María nos dice cómo terminar la oración: "Hágase en mí según tu
Palabra", porque la voluntad de Dios es condición para entrar en el
Reino de los Cielos .

7º DIA

En el corazón de la noche buena por excelencia, la gracia y la bondad
inconmensurable del Padre (Tit 3,4-7), en un extremo de amor, entrega en
manos de la humanidad el verdadero tesoro: Su Hijo amado .
En Jesús, el Hijo amado del Padre, es Dios mismo quien viene a vivir
con nosotros. Su nombre es Emmanuel. Su ser es cercanía, compañía,
efusión, amistad, proyecto de una vida plena, saturada de Dios, y
empapada de amor, de radiante alegría, de destellante gozo. En él, el
Reino de los Cielos se implanta en nuestra tierra, y quiere que cada
corazón sea su posada.
El Dios de las alturas se abaja a nuestra altura. Se anuncia lo
inaudito, lo impensable: la locura de un Dios que desciende
vertiginosamente a nuestra historia, y acampa en la vida, en la tuya, en
la mía, en la nuestra. Para enriquecernos él se empobrece. Para
unirnos a él, él se une a nosotros, se inserta . Para divinizarnos,
Dios se humaniza. Sólo un Dios infinitamente grande puede hacerse tan
infinitamente pequeño. Tan pequeño que pasa desapercibido para la
inmensa mayoría. Es el tesoro escondido para muchos. Cuando se descubre
es Navidad.
Desde ahora, ya no hay que buscar a Dios en las alturas, está entre
nosotros, los hombres. Ya no hay que levantar las manos hacia arriba,
sino tender la mano hacia el débil, al marginado, el pobre.
"Cada día es Navidad" (Carlos de Foucauld), Vívela y gózala.