El Pan de Cada Día

Semana del 11 al 17 de enero

Ciclo C


2ª T. ORDINARIO

Is 62,1-5
Sal 95,1-2.7-10
1 Co 12,4-11
Jn 2,1-12



"Faltó vino y la madre de Jesús dijo: No les queda vino"


1º DIA

Este primer signo de la conversión del agua en vino es como otra
Epifanía (manifestación) más, como la de la Adoración de los Reyes y
la del Bautismo. Jesús sigue haciéndolo desde la sencillez, como un
invitado más en una boda rural, muy humano. Pero se cumple lo esperado
por los profetas: "Los montes destilarán vino nuevo" (Jl 4,18),
inaugurándose la era del Espíritu con la plenitud de sus dones.
Dios cumple sus promesas, como no podía ser de otra forma. Dios no
descansará ni callará, hasta que no tengamos el encuentro más íntimo
que se puede tener. El quiere gozar contigo como gozan los esposos. Su
amor por Jerusalén, por África, por América, por Asia, por todo
hombre. Somos en sus manos su diadema real, y no podrá callar. El Amor
no se rinde y nadie puede taparle la boca. Jesús nos hace su
declaración de amor: "Deja el agua de los preceptos, de la ley y las
normas, no eres mi siervo ni mi esclavo, contigo quiero desposarme en
amor y fidelidad. Deja esa vida triste de cumplimientos y vive unido a
mí que te daré a beber el vino de la alegría. ¿Cómo puedes sentirte
abandonado y desolado?"
¿No podrías tú, como "torre retransmisora", hacer llegar esa voz
del Amado a cada persona que se siente abandonada y desolada, y decidle
que es la preferida y la desposada de Dios?

2º DIA

El primer "signo" que hace Jesús, con su asistencia a las bodas de
Caná es bendecir y purificar el amor humano. Jesús pudo hacer el
milagro con las tinajas vacías, pero quiere que cooperemos con lo que
tenemos: El agua de nuestro frágil amor humano.
Tú bien sabes, Señor, de la fragilidad de nuestro amor. No sólo el de
los esposos, sino también el de cualquier relación humana. Es
limitado, se cansa. Es como un vino que se puede aguar, e incluso
también avinagrarse o envenenarse. Tú bien sabes, Señor, que es un
vino escaso y un vino "malillo", pero que tú aprecias. Por eso
asistes donde hay ese amor, como en Caná.
Gracias porque, con tu presencia en nuestras relaciones, las asumes, las
haces tuyas y quieres transformarlas en relaciones de amor con sabor a
vino nuevo. Es un vino al que no estamos acostumbrados, y que al
probarlo nos da una nueva alegría. Que tú, Señor, seas el principal
invitado en nuestras vidas porque- y perdona por mi egoísmo- tú eres
generoso; sabes dar lo mejor y darlo en abundancia.
¿Quieres alegría en tu hogar? ¿Están "aguadas" vuestras
relaciones? Invita a María y ella estará al tanto de lo que nos hace
falta. A una madre no se le escapa nada, y ella intercederá ante Jesús
para que, con su presencia, nos devuelva la alegría del amor.

3º DIA

Dios, ya desde el Antiguo Testamento, quería hablarnos de su amor con
imágenes de bodas, de matrimonio. El Pueblo de Israel, como hacemos
nosotros, las convertía en relaciones tan duras como las piedras del
Sinaí: Leyes de "obligado cumplimiento" (cumplo y miento), y ritos
y preceptos con sabor a agua. ¿No será que es más fácil cumplir
normas, que comprometen menos que el amar? ¿Pero experimentamos
alegría con ello? Eso es solo agua.
Las seis tinajas de piedra, para la purificación de los judíos, son el
símbolo de la Ley mosaica del Sinaí. Y esto es lo primero que quiere
hacer Jesús: Poner el Espíritu en la letra de las normas. En adelante,
no tendremos más ley que la del "amor". La letra por la letra mata,
pero el Espíritu es el que da vida. Es una ley gozosa y embriagadora .
Gracias, Señor, porque en Caná nos hiciste un magnífico regalo:
Abriste las puertas de la "era del Espíritu" con la sobreabundancia
de sus dones (siete dones, símbolo de plenitud). Nos enseñaste el
camino de la unidad y el camino de la comunión, dándonos a beber tu
Espíritu . En la Eucaristía, nos das a beber tu sangre para que nos
embriaguemos de tu amor. No desaprovechemos tanto derroche de amor por
tu parte, para poder ser tus testigos, como los primeros apóstoles el
día de Pentecostés. Que podamos cantar tus maravillas con tal
alegría, que provoquemos aquellas exclamaciones: "Están borrachos"
.

4º DIA

Dios es generoso en sus dones y da el Espíritu Santo sin medida (Jn
3,34). Y en la Eucaristía, el agua de nuestra humanidad es asumida por
la abundancia del vino de su divinidad. Todo se transforma por la gracia
del Espíritu Santo en la sangre de Cristo que se nos ofrece como
primicia del banquete del Reino, donde nos espera para celebrar
nuestras bodas definitivas . Allí no faltarán manjares suculentos ni
vinos de solera (Cf. Is 25,6).
No podremos ser cristianos auténticos, si después de participar en el
banquete Pascual y comulgar con el cuerpo de Cristo, no ponemos lo que
el Espíritu nos ha dado para la sanación del cuerpo herido de Cristo .
Debemos poner todo lo que tengamos para el bien común. No te mires a ti
mismo porque no vas a encontrar nada bueno. Mírate con los ojos de
Dios, porque él si ve en ti un gran potencial: Ábrete a su gracia.
¿Cómo te vamos a negar esas poquitas gotas de agua al vino que tu
pones?, ¿Cómo negarse a convertirnos en vino para alegría tuya?
¿Cómo negarse a que tu sangre corra por nuestras venas, para dar vida
a todos los que nos rodean? Señor que sepamos responderte contando a
los pueblos tu gloria, y tus maravillas a todas las naciones y a
aquellos que veamos tristes, angustiados y abandonados. Muchas personas
necesitan sólo una palabra de afecto y de aliento. Como la alegría
que encuentra el marido con su esposa, la encuentra tu Dios contigo.

5º DIA

Tan bien conocía Jesús la fuerza de su madre que en sus últimos
momentos nos la da como mediadora. ¿Qué hijo se resiste al ruego de
una madre?"María se pone entre su Hijo y los hombres, en la realidad
de sus privaciones, indigencias y sufrimientos. Se pone en medio; o sea,
hace de mediadora, no como una persona extraña, sino en su papel de
madre. Consciente de que como tal puede - más bien tiene derecho de -
hacer presente al Hijo las necesidades de los hombres" RM 21). No les
queda vino.
La mirada de las madres sabe captar muy bien cuándo un hijo está
preocupado y triste. Las madres saben cuándo falta alegría en la casa.
Están al tanto de los detalles, y lo que más les duele es ver la
tristeza del hijo por llevar una vida aguada: Falta de fe y esperanza.
María, nuestra Mamá querida, silenciosamente está presente en
nuestras vidas, e intercede por nosotros para que no nos falte el vino
del amor.
Mamá, te damos gracias por tus desvelos por nosotros; sabemos cuál es
tu alegría mayor. Es la de vernos a todos tus hijos unidos en comunión
fraterna. Este es el vino que pides a tu Hijo para nosotros. Y a
nosotros nos pides que nos acerquemos a él para "hacer lo que él nos
diga". "Acercaos a él y escuchadle".
Mamá, enséñanos a orar como tú. Intercede por nosotros para que el
Señor nos aumente la fe, y confiados en él, nos abramos a su palabra
para poderle responder como tú: "Hágase".

6º DIA

Jesús ¿Qué quieres de cada uno de nosotros?
"Lo primero, quiero liberaros, no por medio de la Ley de Moisés, sino
por medio de la Ley del amor. No quiero que os veáis como los
"siervos" de Caná, ni siquiera como invitados. Vosotros sois los
novios con los que quiere desposarse vuestro Dios; sois los
protagonistas del banquete. Quiero que seáis libres, porque el amor
actúa desde la libertad."
"Lo segundo que quiero, es que dejéis las tinajas de piedra, símbolo
de una fe basada en obligaciones, en ritos y sacrificios, como las
tablas de piedra fría y dura de la ley de Moisés. Amor quiero y no
sacrificios (Os 6,6)."
"Tercero, quiero que permanezcáis unidos a mí, que soy la vid
verdadera, para que podáis dar frutos de vida eterna . Más alegría
que vivir es dar vida. ¿Habéis experimentado la alegría de dar vida?
Dios nos dice: "Quiero para vosotros la máxima alegría; vuestra
alegría es mi alegría". "Al que a Dios tiene nada le falta".
(Sta. Teresa de Jesús).
La mayor desgracia que puede suceder es no ser útiles a nadie, que
nuestra vida no sirva para nada" (Follereau). La alegría y el amor
son dos gigantescas alas para las grandes empresas (Goethe). El Señor
nos quiere para su gran empresa: llevar el Reino a todo el mundo. Y nos
invita a llamar a todos los hombres, sin excepción, que están
invitados a la boda de Dios con su pueblo .

7º DIA

En María estaban concentradas todas las virtudes: Fe, esperanza y
caridad. Era sencilla, humilde y de pocas palabras. Pocas palabras de
ella aparecen en los evangelios, pero las más significativas son las
del verbo "hacer". Es decir, poner en práctica la palabra de Dios:
"Hágase en mí según tu palabra" y "Haced lo que él os diga".
Su vida fue la de fidelísima discípula de su Hijo. Ella experimentó
la obediencia a los planes de Dios, y pudo cantar el Magníficat: "Mi
espíritu se alegra en Dios mí Salvador". Y esa alegría también
nos la quiere transmitir, por lo que nos invita a decir nuestro
"hágase" a los planes que Dios tiene para cada uno de nosotros.
Muchas veces temo tus planes, Señor. Por mi falta de fe y confianza en
ti, creo que me vas a pedir lo que no tengo. Convénceme que sólo me
pides agua y que no es para ti, sino que la necesitas para hacer el
milagro, y así poder transformarla en vino nuevo, abundante. ¡Cuánto
me pierdo por mi falta de generosidad hacia ti! ¡Qué triste me quedo
cuando te niego ese agua, que tú querías convertir en vino! Auméntame
la fe para ofrecerte lo poco que tengo.
Si Dios es nuestro Padre, ¿Qué podemos temer? Quiero hacer la oración
de C. de Foucault: "Padre, yo me pongo en tus manos, haz de mi lo que
quieras, sea lo que sea, yo te doy gracias Padre".
¡Cuánto pedimos al Señor, y qué poco le escuchamos!