El Pan de Cada Día

Semana del 1 al 7 de febrero

Ciclo C


5ª ORDINARIO

Is 6,1-8
Sal 137,1-8
1 Co 15,1-11
Lc 5,1-11.



"Rema mar adentro y echad las redes para pescar"



1º DIA

La experiencia de la llamada del Señor, cuando ha fijado sus ojos en
nosotros, es muy particular porque es íntima, personal, y se siente el
vértigo del infinito, el vértigo de la aventura. ¿Qué querrá el
Señor de mí? Cuesta mucho creer que Dios "nos necesita".
Es cierto. Él ha dejado su vida en nuestras manos y no da marcha
atrás. ¡Esa sí que es la gran aventura de Dios! Un día llamó a
Abraham; otro, a Moisés, a Isaías, a Pablo, a Pedro, a ti, a mí. Sí,
él ha puesto toda su confianza en nosotros, como la puso en ellos; para
cada uno tiene un plan distinto, pero con un objetivo común: la
salvación y liberación del hombre y su comunión eterna con él.
Sólo es necesario escuchar al Señor. Boguemos mar adentro del corazón
inmenso de Dios y abramos el nuestro, como Pedro abrió las redes.
Dejemos que el Señor llene con su amor seductor todo nuestro ser, que
venza y nos convenza. Digámosle como Isaías: "Aquí estoy,
mándame", y él nos convertirá en pescadores de hombres.
Señor, con tu Palabra purifícanos, como los labios de Isaías, de
tantas palabras murmuradoras, vanas y chismosas que salen de nuestra
boca. Danos la vida como al aborto de Pablo, para que sea capaz de amar
a mis hermanos , y quítanos los miedos como a Pedro. Auméntanos la fe
para ser dóciles instrumentos tuyos en nuestros ambientes.

2º DÍA

Ante la llamada de Dios todos reaccionamos lo mismo. Es como una obra en
cuatro actos:
El encuentro. Es una inexperiencia inefable. Uno se ve envuelto por algo
que te desborda. Se siente la pobreza más radical ante la grandeza más
absoluta. Aunque sean expresadas con diferentes palabras. A Isaías,
como algo sagrado y trascendente en el escenario del templo. Pablo
pierde la vista, Pedro perdió la cabeza, en un escenario más humano y
cotidiano como es la pesca.
¿Te has sentido alguna vez indigno como Pedro y Pablo, o impuro como
Isaías? Cada uno tendrá su propia experiencia de vacío, de pecado, o
de una vida sin sentido, Ahí hay una llamada de Dios.
¿Te sientes vivir en medio de un pueblo de labios impuros? ¿Ves a un
pueblo individualista y egoísta que camina hacia un materialismo puro y
duro? Dios te está dando la luz y en ello hay una llamada.
¿Te pasas la vida luchando, como Pedro pasó la noche bregando sin
pescar nada? Hay muchas formas de hacerse presente el Señor. Sólo
necesitamos el colirio de la fe para que limpie nuestros ojos, y podamos
ver y reconocer al Señor. ¡Cuántas veces nos está llamando por medio
del pobre, del necesitado, del amigo, del hermano, del familiar o del
compañero de trabajo!
Danos la gracia de reconocer nuestra impotencia para cumplir la misión
que tú nos encomiendas para que abramos nuestros oídos y el corazón
a tu palabra.

3º DIA

El rechazo. Ante ese contraste de nuestra realidad con la realidad
divina, uno quisiera alejarse. Se ponen como excusas, aquello que más
indigno se ve de uno mismo: "Soy un hombre de labios impuros",
"Soy un aborto", "Apártate de mí que soy pecador".
¿Qué excusa pones tú? Yo pondría una letanía. Desde que yo no valgo
para nada, a que no tengo tiempo. Pero la más común es: "No sé
hablar y menos en público" (Jr 1,6ss).
¡Qué saludable es, Señor, dialogar estas cosas contigo! Porque nos
haces ver que todo lo que te contamos, ya lo sabes tú mejor que
nosotros. ¡Qué hermoso saber que tú nos conoces mejor que nosotros
mismos! Esto nos descomplica mucho porque ¡Tú ya sabes con quién
cuentas! Tus caminos no son nuestros caminos. Mientras que nosotros
buscaríamos a los más idóneos para una misión, seleccionando a los
más capacitados, tú parece que llamas a los más incapacitados, a los
necios para confundir a los sabios (1 Co 1,27).
¿Te sientes pequeño? Estupendo. ¿Te sientes nada? Mejor. María se
sentía pequeña, era sencilla y se sentía como esclava. Pero el Señor
hizo grandes obras en ella, como las quiere hacer en ti, en mí, y en
cada uno de nosotros que nos acercamos a él.
Gracias, Señor, porque nos quieres y aceptas tal y como somos. Todas
las objeciones que te ponemos a tu llamada, son las cosas que no
aceptamos de nosotros mismos: Una letanía.

4º DIA

Dios nos capacita. El Señor nos conoce muy bien y seguro que se sonríe
viéndonos a nosotros poner pegas. Porque a todo hombre que ha llamado
le ha tenido que decir lo mismo: "No temas". Esta es la expresión
más repetida en la Biblia. Para cada uno tiene una respuesta. Isaías
es purificado con ascua encendida, y a nosotros también nos quiere
purificar con el fuego de su amor, con el ascua encendida de su Palabra
que nos saca de nuestros miedos.
En la fragua de la oración, al contacto con el fuego ardiente del amor
de Dios, la persona, como la chatarra, va dejando toda la escoria del
egoísmo, orgullo, miedos, ceguera e impurezas, y se va transformando en
una brasa que se moldea en aquello que el Artista quiere: hacer de lo
humano, divino; hacer del hijo pecador de Adán, un hijo de Dios y
hermano de todos los hombres, hacer de un pescador un pescador de
hombres.
Como Pablo, cegado por tu luz, Señor, así nosotros queremos nos vayas
dando unos ojos nuevos, para ver las realidades del mundo con tus ojos
misericordiosos. Y que podamos cantar como el salmista: Daré gracias a
tu nombre // por tu misericordia y tu lealtad. // Cuando te invoqué,
me escuchaste, // acreciste el valor de mi alma. Te doy gracias porque
sólo tú con tus palabras, con tu amor fiel , lograste rescatarnos,
dándonos tu mirada cariñosa, acogedora, y tu abrazo renovador

5º DIA

Nuestra transformación. Solamente después de un diálogo íntimo y
amoroso con el Padre, que nos abre el corazón, la mente y la boca,
podremos decirle, como Isaías: "Envíame". O como Pablo, que
siguió las indicaciones del Señor; o como Pedro, que nada dijo pero
dejó las redes y siguió a Jesús. El fruto de la verdadera oración es
la fidelidad dócil y delicada a todas sus propuestas, en obediencia
total a la fe.
Actuemos con adhesión total de nuestro ser a Cristo; es decir, ser
otros Cristos (cristianos), ofreciéndole nuestra pobre humanidad para
que la convierta en su carne y sangre y así reproducir en nuestras
vidas su Misterio Pascual de entrega. Es una total transformación: No
se conforma con que seamos mejores. Él nos quiere pasar de la
condición de esclavos del mundo a la libertad de los hijos de Dios.
Ser pescadores de hombres, no es para quitar vidas, sino para salvarlas.
Es oír el SOS, el grito desgarrador de socorro de rostros concretos,
que están metidos en las aguas borrascosas del egoísmo que les ciega.
Es socorrer a los que están en las turbias aguas de los vicios, o en
las profundas aguas del sin sentido, y en las tenebrosas aguas de la
ignorancia y la mentira.
Yo no soy capaz de tanto arrojo. Sólo me embarcaré, Señor, y bogaré
mar a dentro en esta barca de la Iglesia, si tú vienes conmigo, y eres
mi Capitán. Así contigo, haremos una brigada de salvamento para
rescatar a nuestros hermanos.

6º DIA

"Cristo murió por nuestros pecados...fue sepultado y que
resucitó...". Esta carta de S. Pablo es la primera del N.T., y ésta
es la primera predicación de los apóstoles.
Esta verdad es la fundamental, subjetivamente hablando, de nuestro
Credo. Sin esta verdad, ni la religión, ni la Iglesia, ni el Papa, ni
el último monaguillo tendría ningún sentido. Si no se cree en la
resurrección de Cristo como primicia de la nuestra , es normal tener
este mundo hedonista cuyo lema es el "comamos y bebamos que mañana
moriremos", como decía S. Pablo (1Co 15,32). Es un mundo coherente
con ese lema. Lo que no es coherente es el cristiano que cree en la vida
eterna y no la vive. Si no se tiene la vida eterna se está en el vacío
más espantoso. La resurrección de Cristo es el "punto de apoyo"que
los cristianos tenemos para levantar el mundo.
"Si algunos hombres creyeran realmente esto y se dejaran guiar así en
su actuación terrestre, muchas cosas cambiarían. Porque la pascua
significa vivir a partir de la resurrección. ¿No te parece que la
mayor parte de los hombres ignoran de qué viven en el fondo?"
(Bonhoeffer).
Regálanos, Señor, la experiencia de fe de Pedro y de Pablo, para echar
las redes y sacar al hombre de la muerte, transmitiendo el Evangelio con
toda su pureza y vitalidad. Porque en él está el mensaje optimista de
la vida, donde la muerte no tiene la última palabra, sino la Vida que
tú nos regalas.

7º DIA

"Dios no necesita de nuestro trabajo, sino de nuestra obediencia"
(S. Juan Crisóstomo).
Sólo cuando se reconoce la propia inutilidad y se confía en el Señor,
poniendo todo aquello que tenemos y somos, los frutos son numerosos.
"Toda fecundidad depende de esa unión vital con Cristo" (A.A. 4).
"Por tu palabra echaré las redes", te dijo Pedro. Regálanos,
Señor, esa docilidad de espíritu, que viene de la fe en ti para que, a
pesar de las experiencias de fracaso, todavía lo intentemos una vez
más y las que sean. Pero desde ti, porque tú nos lo pides y porque tú
vienes con cada persona que se abre a la acción de tu Espíritu. Porque
tú nos das la esperanza de que se darán los frutos aunque no los
veamos.
Sabemos que vendrán dificultades, cansancios, incluso dudas, pero tu
opción por nosotros está asegurada. Tu "sí" se irá renovando y
tú vencerás al mundo. Un mundo que nos quiere sepultar con las olas
de la publicidad engañosa, las de los valores materialistas y
sensuales, las del individualismo feroz e insaciable y las del
egoísmo, que acarrean el temporal de la violencia. Pero contigo
bogaremos mar adentro.
María, tú nos aguardas en la orilla, esperando la llegada de la
barca, toda confiada en que vendremos cargados con frutos de amor, de
comunión y de paz. Te los ofrecemos para que gocemos y celebremos todos
juntos la pesca maravillosa. ¡Qué hermoso es gozar de una comida de
comunión en la que nuestra madre está presente!