El Pan de Cada Día

Semana del 18 al 24 de abril

Ciclo C


5ª PASCUA

Hch 14,20-26
Sal 144,8-13
Ap 21,1-5
Jn 13,31-35



"Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros como yo os
he amado"



1º DIA

Vi un cielo nuevo y una tierra nueva. ¿Esto qué es? ¿Un sueño, o la
esperanza de una realidad? Cuesta mucho ver hoy esto como una realidad
futura, y menos todavía como una realidad presente. En esta cultura de
la muerte que nos envuelve ¿dónde está Dios? Dios está aquí, hay
semillas y germen del Reino. El hombre, acostumbrado a lo grandioso,
choca con la mentalidad de Dios que se manifiesta en lo pequeño, y
nuestra mirada corta y miope pierde la esperanza . El Reino de Dios son
pequeñas semillas diseminadas aquí y allí, que crecen lentamente pero
de forma imparable.
Señor, cuando me haces ver la realidad con tus ojos empiezo a ver
Reino. Veo, Señor, tu Espíritu en esa persona que se compromete por
los necesitados, en la que lucha por las injusticias, en aquellos que
creen y aman. Habrá que enjugar lágrimas y combatir dolores, pero cada
día se perfilan calles y se colocan piedras de tolerancia, libertad y
justicia, en la construcción de la nueva Jerusalén. Si tú eres el
Arquitecto, la ciudad será bellísima.

2º DIA

Una ciudad nueva necesita una ley nueva. Para el vino nuevo se necesita
odres nuevos. El Espíritu, con su soplo, derriba las viejas ruinas,
purifica el aire y nos impulsa a hacer verdad lo que nos parece
imposible: La nueva Jerusalén.
Otra vez tenemos que hacer un acto de fe, y creer que el amor "a lo
Dios" es posible. Este mandamiento del amor siempre nos parece nuevo,
porque quizás nunca lo hemos estrenado, quizás se nos olvida con harta
frecuencia y siempre lo vemos como "nuevo". La ley del amor no era
nueva en tiempos de Jesús, ya existía en el Antiguo Testamento: Amar
al otro como a uno mismo . La novedad es el estilo, el cómo: "como yo
os he amado", nos dice Jesús. Hoy vivimos en un mundo en que la
técnica se renueva tan rápidamente, que lo que hoy es nuevo mañana es
viejo. Jesús hace la ley más perfecta. ¿Pero hemos llegado a gastar
el potencial de amar al prójimo como a uno mismo?
Veo tu sonrisa, Señor, cuando nos hacemos estas elucubraciones sobre
estos mandamientos. Te oigo decir que deje de mirarme a mí mismo como
si yo tuviera la fuerza para vivir esta nueva ley. Entiendo, Señor, que
la antigua forma de amar es humana pero la nueva es divina, y sin ti
nada podríamos. Esto me hace respirar con alegría, porque entonces es
posible. Dame la gracia de pegarme a tu corazón para que el mío se
contagie de tu amor, y empiece a ser posible una nueva tierra y un nuevo
cielo.

3º DIA

Como para llegar al amor divino se pasa por el amor humano, y la
referencia que tengo es como me amo a mí mismo, necesito saber si me
amo bien o mal. Tengo que ponerme a los pies del Maestro, del que es la
fuente de todo amor, y me diga en qué consiste amar a lo divino. Por
definición amar es hacer el mayor bien al ser amado. Pero esto me trae
otra pregunta: ¿Cuál es el mayor bien? ¿Con qué criterios discierno
el mayor bien?
Tú, Señor, aun siendo sincero, sabes muy bien que muchas veces he
querido al otro como a mí mismo pero me he equivocado, y no le he
llevado al mayor bien porque yo no sabía cuál es mi mayor bien.
Gracias, porque esas experiencias negativas me han llevado ante ti y que
tú me indiques cuál es.
Amar es ayudar al prójimo a que sea fiel al proyecto que Dios tiene
sobre él, y que él tiene que descubrir en su trato con Dios. Sólo él
con Dios puede desarrollarse como hombre, y perfeccionarse hasta la
plenitud del amor. Si nosotros no amamos a "lo Cristo" y no
mostramos ese amor al hermano, lo traicionamos y engañamos; podremos
satisfacer sus gustos, pero a fin de cuentas no le ayudamos de verdad.
Amar a Dios es hacer su voluntad, guardando sus mandamientos . Y sólo
podremos conocer y hacer su Voluntad sobre nuestras vidas mediante la
oración.

4º DIA

Alimenta en nosotros esta pobreza de espíritu, Señor, para recurrir a
ti en toda ocasión en la que queramos concretar, con nuestras palabras
y con nuestros hechos, lo que es tu voluntad y no la nuestra. "Señor,
¿Cómo lo haré y cómo se lo diré para que se sienta amado por ti?
Dame la palabra y el gesto oportunos para que experimente que tú eres
la fuente de todo amor.
Esto es tan importante que no es para detenerse en si soy mejor o peor
persona. Ello sería el resultado del mandamiento antiguo. Amar como
Cristo nos amó es algo más; es una cuestión vital; es cuestión de
vida o muerte. Nuestro desarrollo está en el amar, por lo que el no
amar nos conduce a la atrofia de nuestro propio ser. Es decir, nos lleva
a la deshumanización. Y así como la vida engendra vida, la muerte
engendra muerte. Quien no ama a su hermano le priva de la vida.
Al cristiano se le distingue por el amor: Si os amáis como yo os he
amado.
El cristiano está llamado a ser santo, que es sinónimo de perfecto o
acabado; es decir, el que ha llegado a la perfección de su identidad, a
la madurez en el amor, y éste será nuestro gozo .

5º DIA

Pablo y Bernabé visitaban a los discípulos de Jesús exhortándolos a
perseverar en la fe. La fe es algo vivo que tiene que alimentarse para
que vaya creciendo, y esto necesita la ayuda de la comunidad de
creyentes. Hoy día la fe es severamente atacada por los criterios
materialistas que imperan en nuestra sociedad. La palabra progresista es
como un hacha que quiere cortar de cuajo toda raíz de la fe, cuando te
dicen: "¿todavía crees en esas cosas?"
Creer en nuestro Dios es creer en un Dios-Amor. Creer en Dios Trinidad
es creer en la comunión perfecta de personas unidas por el potente
vínculo del amor. Y un cristiano cree en la posibilidad de un mundo
nuevo, porque conoce y experimenta que el amor de Dios es capaz de
cambiar a las personas y, por tanto, a la sociedad. Es creer que el
mundo tiene solución. Ser progresista es trabajar por cambiar este
mundo con las armas del amor.
Los poderes de este mundo ya nos están demostrando su progreso:
corrupción, engaños, violencia, injusticias. Sin Dios lo que sigue es
muerte, luto, llanto y dolor. ¿Hay alguna ciudad que pueda llamarse la
novia de Dios? No obstante, Juan veía un cielo nuevo y una tierra
nueva. Esto no es una utopía, sino que es una posible realidad si nos
hacemos también hombres nuevos con el mandamiento nuevo del amor.
Probemos a amarnos unos a otros, e iremos poniendo los fundamentos y las
piedras de una nueva Jerusalén.

6º DIA

El Señor, para alimentar nuestra fe, quiere también compartir la
Pascua con nosotros, con ardiente deseo de repartirnos su cuerpo y su
sangre. Desea que participemos de su entrega en un pequeño, frágil y
pobre trozo de pan. No tiene rostro ni apariencia, pero su presencia en
un trozo de pan me grita silenciosamente, me introduce en la gratitud
del que ama entregándose sin pedir nada a cambio.
No permitas, Señor, que desfile hoy ante tu entrega como un espectador
indiferente, o que no comulgue con tu intencionalidad de que sea yo
continuador de tu amor en mis propios ambientes: hogar, familia,
trabajo.
Que yo responda alegre y contento a tu invitación, y que comparta tu
anhelo de vernos a todos como hermanos, comiendo todo el mismo pan y
participando todos del mismo sentir y pensar.
Que al recibirte, Señor, pueda sentir tu abrazo fraterno y percibir tu
corazón palpitar de amor, traspasado por nuestros sufrimientos de no
ver todavía esa tierra nueva tan deseada. Quiero aceptar tu invitación
a ser contigo pan consagrado, hostia viva, dejar que tu amor trasforme
el mío como el tuyo, es decir, con sabor a Eucaristía, que se parte y
reparte para crear comunión entre todos los hermanos.
¿Puede el mundo reconocer a los cristianos por el amor que nos tenemos?
¿No? Entonces la tierra nueva está por llegar.

7º DIA

En María podemos contemplar también el rostro materno de Dios. Amar al
prójimo, como María, es desplazar y desalojar todo el "yo", para
vivir sólo y totalmente para Dios. Desde la Anunciación , la clave de
la respuesta fue el "Sí" total y absoluto a la voluntad de Dios,
sin tener en cuenta sus gustos, sus intereses. Es decir, servir
generosamente al proyecto de Dios sobre ella.
Veo, Señor, que me la pones por modelo en contraste con mi respuesta
que quiere ser un "SI" como ella. Pero ese "SI" que no me sale
espontáneo como a ella, porque muchas veces antepongo mis intereses,
mis gustos, mi comodidad, a todo aquello que tú me insinúas.
¡Auméntame la fe para que no sopese tu proyecto con el mío tan
ridículo.
Gracias, Madre, por tu respuesta generosa a Dios. Que el contacto con tu
vida me impulse a confrontarme contigo, y a emprender la tarea de imitar
fielmente tu obediencia, tu fe, tu esperanza y tu entrega, con el fin de
restaurar la vida sobrenatural de los hombres. Quiero imitarte, Madre,
guardando, como tú, la Palabra y manteniéndome siempre fiel, sin
desanimarme en esa humanizante carrera del amor. Como madre nuestra, no
permitas que nos separemos en este seguimiento de Cristo, vida nuestra.
Danos buscar tu Reino, Señor, entre los pequeños, sencillos y
creyentes que se comprometen por el Evangelio, y no entre los poderosos
de este mundo.