El Pan de Cada Día

Santa María, Madre de Dios

Ciclo C


STA. MARIA, MADRE DE DIOS

Num 6,22-27
Sal 66,2-8
Gn 4,4-7
Lc 2,16-21


"María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón"



1º DIA

Estrenamos calendario nuevo. Hemos dejado atrás otro año que parece
más corto que los anteriores. La rapidez con que caen las hojas del
calendario nos muestra lo acelerada que va nuestra vida sin vivirla.
"La vida es corta y aburrida porque la gastamos en desear" (Le
Bruyere). No vivimos cada presente porque esperamos vivirlo mañana. Y
en estas fechas vemos con nostalgia que no hemos vivido el pasado.
Acojamos el cada día como hijo del pasado y gestación del futuro.
El presente es lo único que posee el hombre. Danos hoy acoger cada
minuto como un gran regalo tuyo, para poder vivirlo en tu presencia.
Danos, Señor, hoy, el pan de cada día: saborear la vida, abrirnos al
amor. Cada momento de la vida es una oportunidad para responder a la
llamada del amor. Que las hojas arrancadas al tiempo no caigan del
calendario, sino que asciendan cargadas de frutos de vida y amor.
"Sólo por hoy seré feliz en la certeza de que he sido creado para la
felicidad. Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente el día, sin
querer resolver el problema de mi vida en un momento. Sólo por hoy me
adaptaré a las circunstancias, sin pretender que las circunstancias se
adapten a mis deseos" (S. Juan Pablo II).
Cristo es el Señor del tiempo, el Alfa y el Omega, el ayer, el hoy y el
de siempre. El que hace de cada día una fiesta porque cada día es
Navidad si sé vivirlo unido a él y dando vida. Vivamos este reto del
nuevo calendario.

2º DIA

El Señor nos bendice y protege. ¡Qué hermoso estrenar el año con la
bendición de Dios! Necesitamos mucho esa bendición para que ahogue y
borre las muchas maldiciones que salen de nuestra boca, cuando algo no
encaja en nuestra forma de pensar. Nosotros hemos recibido la mayor
bendición posible: la entrega de su Hijo al mundo como la prueba de su
infinito amor ¿Qué más nos puede dar? Sí. Todavía hay algo más,
nos dio su Espíritu para una bendición eterna .
Esa bendición y ese Espíritu que Dios envió a nuestros corazones nos
hacen llamar a Dios, Abbá.
¡Qué bendición tan grande el poder dialogar contigo y poder decirte
una sola palabra: "Papá"! Sonrojo y vergüenza me da abrir la boca,
para pedirte las migajas que caen de tu mesa , cuando tú me invitas a
tener un puesto en ella.
Pero cuando se me olvida mi condición de hijo muy amado por ti, me
siento como un huérfano perdido en busca de afecto y seguridad. Me
siento vacío con cualquier cosa, pero nada me llena.
Verdaderamente, es una osadía llamar a Dios "Padre Nuestro", si
no me duele el dolor de mis hermanos: todos los hombres del mundo; si no
siento su hambre de pan esperando las migajas de mi mesa, y su hambre de
sentido de la vida, su hambre de la Palabra viva, que les descubra su
verdadera identidad de hijos de Dios, y su derecho a llamarnos
"hermanos".

3º DIA

¿Cabe mayor grandeza para un ser humano que la de ser hijo de Dios,
poderle llamar Papá (Abbá) , siendo heredero de su vida eterna? ¿Cabe
mayor grandeza para una mujer ser Madre de Dios? Sólo lo fue María,
pero todos los hombres somos hijos de Dios. Si a los ojos de los
hombres María es bendita entre todas las mujeres por haber llevado en
su seno a Dios, mayor es la bendición a los ojos de Dios de aquél que
escucha la palabra de Dios y la pone en práctica (Lc 11,27-28). ¡Qué
pena que no todos lo sepan, y que muchos de los que lo saben no lo
saboreen y vivan con la inseguridad de un huérfano!
Danos, Señor, la intrepidez, el arrojo y la valentía, ante un mundo
que vive huérfano y de espaldas a Dios, de aquellos pastores que,
siendo tan mal considerados en su tiempo, se convirtieron en los
"primeros evangelizadores" del mayor acontecimiento de la historia
de la Humanidad hasta el punto de que José y María se "admiraban de
lo que decían".
Seamos también nosotros esos evangelizadores que llevan la buena nueva
de nuestras experiencias de Dios. Tus experiencias de Dios son un
patrimonio de la Humanidad. Dios no necesita sabios, sino santos,
personas unidas a Cristo, sencillas, como estos pastores. El Espíritu
Santo actúa en los que se abren a él y le escuchan.

4º DIA

Ser la Madre de Dios no es mérito de María, sino gracia de Dios.
Gracia que se manifiesta en los humildes que se abren a Dios y se dejan
llevar por el Espíritu Santo. Esto es algo que no es fácil ya que se
requiere fe y confianza en Dios. Es poder decir como ella: "He aquí
la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra" (Lc 1,38).
No es tanto decir un "hágase" en el momento de una gran experiencia
mística, sino saber engendrar esa vida, cuidarla y protegerla a costa
de sacrificios, por caminos difíciles . María nos enseña no sólo a
decir "hágase", sino a algo más difícil, la gestación, la
constancia, la perseverancia y la labor cotidiana que no se ve. Sólo
desde ese diálogo constante con el Padre, podremos llevarlas a cabo.
Las grandes revoluciones se logran a base de decisiones mantenidas con
tenacidad y constancia. Al estilo de los primeros discípulos que,
apoyados en la fuerza del diálogo contigo no cesaban de dar testimonio
donde fuera .
Esta docilidad y apertura de María sólo le venía de la fe y la
confianza total en Dios. Por eso, es una bendición de Dios el
habérnosla dado como nuestra Madre y guía, como lo fue de Jesús.
"¿Cómo podemos pensar en Cristo sin que el corazón nos estalle?...
La fe tiene que ser un terremoto, no una siesta, un volcán, no una
rutina, una herida, no una costra, una pasión, no un puro
asentimiento" (J.L. Martín Descalzo).

5º DIA

El nacimiento de Dios es un misterio tan grande que no puede agotarse en
un día. Se necesitan estos ocho días de la Octava de Navidad, para
poder atisbar un poco la grandeza de esta unión de Dios y el hombre en
el seno de María. Pero tenemos que despertar hoy del éxtasis y el
embelesamiento que este acontecimiento nos produce, y empezar una vida
nueva en este año nuevo con deseos de paz. Porque este Príncipe de la
Paz ha entregado en la circuncisión sus primeras gotas de sangre por
ella.
A ti, Mamá, Reina de la Paz, en este día de la Oración por la Paz, te
pedimos que intercedas ante tu Hijo para que nos ayude a pacificar
primero nuestros corazones. Que nos ayude a regar con su palabra la
semilla de paz que él ha puesto con su venida, y evitar que crezcan las
malas hierbas de la violencia, el odio, el resentimiento y la venganza,
tan prontas a brotar.
Sabemos que es una paz que no se consigue con la fuerza, ni con el
conformismo, ni mirando hacia otro sitio, sino con la justicia cuyo
fruto es la paz , esa dama tan esquiva y tan difícil de conquistar.
Mamá, Madre de Dios y Madre de todos los hombres, danos tu corazón
puro y tus ojos limpios para vernos y tratarnos como hermanos. Que tu
mirada de madre bondadosa, que sufre cuando hay rencillas entre tus
hijos, haga bajar nuestra mirada, para descubrir esa falta de paz en
nuestro propio corazón. Intercede ante tu Hijo para que nos regale el
bálsamo del perdón, y así poder restañar nuestras heridas.

6º DIA

Le pusieron por nombre Jesús, que significa Salvador.
Dios se valió de María para llegar al hombre, y el hombre necesita a
María para llegar a Dios. Es nuestra medianera.
Gracias, Mamá, por haber sido ese "punto de encuentro" entre el
cielo y la tierra, entre Dios y el hombre. Ese seno sagrado donde Dios
recibió tu carne y sangre, y donde el hombre recibió a Dios. Dichosa
tú, porque todo tu seno se hizo capacidad para recibir a Dios .
María nos trajo al mundo el Salvador que borró la maldición que
pesaba sobre el hombre, y nos trajo la bendición que vence la muerte y
nos lleva a una nueva vida.
La bendición mayor de Dios es el Espíritu Santo, que nos hace llamar a
Dios Papá (Abbá). ¡Qué dicha, alegría y paz nos da el poder llamar
a Dios Papá, y con derecho a su herencia eterna! No hay alegría mayor
en el mundo que el experimentar que Dios, nuestro Padre, te diga: "Tu
eres mi hijo" (Sal 2,7). Esto te da una seguridad y confianza tal, que
ninguna experiencia humana, por negativa que sea, te pueda hundir.
Sólo el que ha aprendido a ser auténticamente hijo del Padre, es capaz
de convertirse en padre de muchos hijos, porque su corazón se ha
ensanchado en el trato con el corazón paterno de Dios.
Padre, danos la fe de María, nuestra Mamá, para que, como ella sepamos
decir "sí" a tus proyectos de ser continuadores de tu paternidad,
por generaciones.

7º DIA

Le pusieron por nombre Jesús que significa Salvador.
Cuando Dios pone un nombre es para indicar la misión que le da. Decir
"Jesús" es un grito de libertad y de paz. Decir "Jesús" es
como encontrar el camino hacia lo que el hombre está llamado a ser:
Cristo. Es como descubrir nuestra identidad. Decir Jesús es sentirse
bendecido, abrazado y besado por Dios.
¡Qué grande es poder decir: "Jesús es el Señor!"! Porque
detrás está el Espíritu Santo . ¡Qué grande es poder decir a Dios:
"Papá", porque en nosotros está el Espíritu Santo .
Jesús, sálvanos de nuestros miedos que nos atenazan, de nuestra
incredulidad que nos hace miopes, de nuestro pecado que nos esclaviza, y
así podamos ser para los demás un poco salvadores. Ser Jesús es un
reto para cada cristiano porque tendremos también que derramar
lágrimas y sangre como él.
Jesús dedicó su vida a la salvación del hombre. Renunció a vivir su
propia vida. "Jesús fue el hombre para los otros" (Bonhoeffer). Su
vida, como alguien dijo, fue: "Una expropiación por utilidad
pública", entregando hasta la última gota de su sangre.
Jesús inició una obra que está inconclusa. Por eso nos dice que
nosotros la continuemos: "Como el Padre me envió, también yo os
envío" (Jn 20,21). Por eso, ser cristiano es tener un motivo para
vivir y para dar la vida.