El Pan de Cada Día

La Ascensión del Señor

Ciclo C


LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR

Hch 1,1-11
Sal 46,2-3.6-9
Ef 1,17-23
Lc 24,46-53


"Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis
fuerza para ser mis testigos…"



1º DIA

La última instantánea de Jesús es bendiciendo. San Lucas, el
evangelista de la ternura y la bondad de Dios, nos deja esta foto final
como resumen de toda la vida de Jesús: Bendiciendo a los niños, a los
pobres, a sus discípulos, a los enfermos, el pan... y ahora sigue
bendiciéndonos a nosotros. Es una gran alegría saberse bendecido por
Dios constantemente. Es la paga por adelantado de ser sus testigos,
acercándonos al hermano necesitado, al que sufre, ... Es un gesto de
amor que nos proporciona la gracia del Espíritu Santo y el gozo de
seguirle.
¡Cuánto me ayuda, Señor, esta foto tuya! Es como una eternización de
tu amor: "Levantando las manos, los bendijo". No son manos que se
levantan para castigar, para golpear, sino que son manos que sólo saben
bendecir, acariciar, acoger, curar, abrazar. Y eso es lo que uno
experimenta cuando tu Palabra nos introduce en tu corazón bondadoso y
misericordioso. Que de mi retina no se borre esta imagen tan hermosa de
verte bendiciéndome.
Bendecir significa "decir bien", "hablar bien". ¡Qué fácil
nos sale el hablar mal de los demás, sobre todo cuando nos maldicen.
Vemos multiplicado lo negativo de los demás y dividido lo positivo.
Danos, Señor, la fuerza de tu Espíritu, para poder cumplir tu deseo de
bendecir a los que nos difamen (Lc 6,28). Alzar las manos sólo para
bendecir.

2º DIA

¿Cómo es que ahora los discípulos se volvían a Jerusalén con
alegría, a pesar de la desaparición definitiva de Jesús, subiendo al
cielo? ¿Qué efecto había hecho en ellos esa bendición de Jesús, que
suscitó también en ellos esa actitud de respuesta?: Estaban siempre en
el templo bendiciendo a Dios La bendición no es solamente un gesto, y
bonitas palabras, sino que es eficaz y transmite paz y alegría, porque
en ella va la gracia del Espíritu Santo.
¿Qué es el cielo, Señor? ¿Cuál es tu cielo? ¿Dónde está? ¡Somos
tan mendigos de cielo que miramos hacia arriba para buscarte y nos dejes
caer unas migajas de felicidad!
El cielo no es un lugar. El cielo es donde está Dios, donde está el
Amor, donde hay relación de comunión como la de la Trinidad. Ni el
cielo está "allá arriba", ni el infierno está en las
"profundidades de la tierra". No está "en", sino que es otra
formar de estar, de ser, de vivir, de relacionarse con Dios y con los
hombres.
¡Qué cerca nos pones el cielo, Señor! Tan cerca que puede estar en
nosotros mismos, cuando tú, morando en nuestro corazón, te dejamos que
guíes nuestras vidas. También tu cielo son los pobres, los que acogen
tu palabra, los que sufren, los que lloran, los que se abren a tu amor.
¿Queremos tocar el cielo? Lava los pies a los demás, pero no con
repugnancia, sino bendiciendo y dando gracias a Dios por ellos.

3º DIA

El cielo no es igual antes que después de la Ascensión. La Trinidad
tampoco. El seno trinitario está ocupado, está "agrandado" por la
Humanidad entera que está inserta en Dios por medio de Cristo. En la
doble naturaleza de Cristo, divina y humana, está el hombre formando
parte de la Trinidad. Esto desborda cualquier imaginación.
Nuestra mente, Señor, no llega a captar este hermoso y maravilloso
misterio. Un día "bajaste", dejaste tu divinidad y asumiste nuestra
humanidad. Y ahora no te despojas de ella, sino que la llevas a formar
parte de tu misma divinidad.
Quisiera encontrar palabras para expresarlo y para bendecirte; sólo me
queda el recurso del silencio contemplativo. ¡Qué grande es tu amor,
Papá!, ¡qué inmerecida gracia la tuya, Hijo, que hizo posible esta
realidad! y ¡qué plenitud y perfección la tuya, Espíritu Santo,
fundiéndonos en un abrazo de comunión, haciéndonos participantes de
tu naturaleza divina (2P 1,4). El camino del cielo está abierto. No hay
que llamar a la puerta, sino que el Padre espera a cada uno para darle
el abrazo eterno. Sólo necesitamos entrar en comunión con Cristo.
"El Hijo Unigénito de Dios, queriendo hacernos partícipes de su
divinidad, asumió nuestra naturaleza, para que habiéndose hecho
hombre, hiciera dioses a los hombres" (Sto. Tomás de Aquino). Cristo
es nuestro acceso a la Trinidad .

4º DIA

Te agradezco, Papá, tu amor paternal, pero no paternalista. Como un
padre responsable, que quiere el desarrollo del hijo, y hace que éste
vaya "conquistando" lo que el padre ya se lo tiene concedido, así
veo tu infinita sabiduría. Quieres que el disfrute de gozar en la
gloria junto a nuestra Familia Trinitaria, sean también "méritos"
nuestros, porque esto nos desarrolla y gozamos más.
Es "don y tarea". Nuestro Padre ha tendido una escalera, como la del
sueño de Jacob , en la que hay que subir peldaño a peldaño por
nuestra parte. Estos peldaños son todos aquellos actos de amor que nos
integran más al Cuerpo de Cristo. Son peldaños de amor y de comunión.
En cada momento de nuestra vida, se nos presenta un sinfín de
oportunidades de comunión con Cristo a través de los hermanos: una
acogida, una sonrisa, una palabra alentadora, una ayuda al necesitado.
Danos, Señor, tener un espíritu abierto para no desperdiciar tantas
oportunidades que no se vuelven a repetir. No quisiera dejar de comulgar
con cada hermano que tengo al lado, y con el que estoy unido vitalmente
por medio de tu sangre derramada por todos . No puedo dejar de
enseñarle esta escalera en la que encontrará el sentido de su vida,
que quizás esté buscando. A mayor comunión con el hermano, mayor
comunión con Dios. Eso es el cielo.

5º DIA

"Que tu Ascensión al cielo nos mueva a trabajar para que tu gloria
brille en la tierra. Así daremos testimonio de tu presencia ante
nuestros hermanos/as hasta el fin de los tiempos" (L. Deiss).
Jesús, con su Ascensión, nos pasa el testigo de su presencia y
misión. No nos quedemos mirando al cielo como unos "pasmados". La
gloria de Dios es el hombre vivo (S. Ireneo), el hombre que camina, el
hombre que da vida, el hombre que crea ámbitos de comunión. ¡Cuánto
necesitamos de todo esto! No podemos quedarnos como aquellos galileos
mirando al cielo, sino prolongar su presencia aquí, en la tierra. Para
ello no estamos solos, sino que el Espíritu Santo, que guiaba y daba
fuerzas a Jesús, ahora está en cada cristiano queriendo hacer presente
a Jesús a través de nuestras vidas.
¡Qué misión tan hermosa la de dar la vida por la Vida! La sociedad
entera está anémica de vida y es obligación de aquél que lo sabe
colaborar y dar vida. Dar vitalidad con nuestra vida. Convertirnos en
donantes de vida eterna. Llenarnos antes de esa vitalidad para hacer
transfusiones a los demás. Que el Espíritu nos sensibilice para poder
sentir ese grito angustioso de Cristo que nos reclama para nuestros
hermanos . Ellos a su vez podrán ser donantes de vida. Debemos
pertenecer a ese club de cristianos cuyo slogan sea éste: "Yo soy
donante de vida eterna, ¿Y tú?"

6º DIA

La Ascensión de Jesús es como el sello del Padre que certifica la
perfección del Hijo, de ese Hijo que había cumplido a la perfección
la voluntad de Padre. La Ascensión es "don" totalmente divino, y no
humano. Nosotros nos contentaremos con dar pequeños "saltitos".
Cuando miro la meta de perfección que me marcas , Jesús, me desanimo,
porque creo que soy yo el que tiene que hacer todo el esfuerzo. Ese amor
que es lo que nos hace ser perfectos como nuestro Padre celestial es muy
pequeño en mí; sin embargo, lo que te puedo ofrecer es mi debilidad y
mi docilidad, porque entiendo que la perfección no es una meta en el
concepto que los hombres lo vemos, sino una actitud de constante
disposición a los planes de Dios. Yo quiero seguirte, como Pablo . Por
eso, dame esa actitud de estar "abierto" a tus planes como María,
nuestra Madre. Ella no perseguía ninguna meta de perfección, ni se lo
planteaba ni lo entendía. Estaba abierta plenamente a los planes de
Dios, sencillamente porque eran de Dios, y en él tenía puesta toda su
confianza.
Que cada día nos sorprenda el Señor en esa actitud abierta, y que ese
diálogo de "tú a tú" con él caldee nuestros corazones para
ponerlos a su disposición, y así arranque de nosotros una firme
respuesta como la de María: "Hágase en mí según tu Palabra" (Lc
1,38).

7º DIA

¿Se separó Jesús de ellos? Es algo increíble, ¡cómo se va a
separar el Amor del amado! El amor tiene iniciativas y Jesús ¿no iba a
tenerlas? Ciertamente que uno no está donde está, sino donde están
las personas amadas. Allí es donde tiene puesto su corazón. Esto es
algo que todos experimentamos. Unos padres están donde están los
hijos, por muy distantes que ellos estén. Él se quiso quedar con
nosotros. El Amor no soporta la lejanía. De muchas formas se ha querido
quedar con y en nosotros, y una es la Eucaristía. Si de la nada Dios
creó el universo, ¿no va a poder hacerse presente en la Eucaristía?
El está con nosotros en el pan partido y en los sacramentos, siendo luz
y fuerza en este peregrinar por el camino de la vida.
"Haznos dignos de experimentar en nuestra persona la Resurrección que
esperamos... Concédenos alegrarnos en tu gracia. Tenemos tu memorial,
Señor, en nuestra persona, recibido de tu mesa espiritual; poseámoslo
en realidad en la futura renovación" (S. Efrén).